Comprar una empresa tiene sus riesgos y VODAFONE ha decidido limpiar las cuentas de ONO con el objetivo de que la reciente compra cumpla al 100% con la legalidad vigente y amortizar su inversión inicial si todo va como esperan en el 2024. Y es que ONO redujo su facturación un 6,4% del 2013 al 2014 y según ha descubierto VODAFONE paso de perder 24,7 millones (Resultados consolidado atribuible) a perder en realidad en el 2014 642 millones de euros.
La verdad sea dicha, VODAFONE compro una empresas en la que algunos de sus accionistas habían cometido delitos fiscales importantes y se puso manos a la obra para investigar si realmente ONO hincho las cuentas, algo que con el tiempo ha podido comprobar que fue una realidad para incentivar la venta de ONO.
El análisis de las cuentas ha puesto de manifiesto que era indispensable no solo asumir las deudas del grupo antes de su compra, sino también provisionar las cuentas dado el grado de morosidad que ha sufrido España durante la crisis. Sinceramente lo que más me preocupa es que no se ha hecho mucho ruido con la fusión en cuanto al número de trabajadores que podría ser despedido durante la fusión.
Y es que en Diciembre de 2014 se estimaba que se iban a producir entre 600 y 1.800 despidos por la fusión con Ono, y en Mayo finalmente se ha decidido un ERE al 20% de su plantilla que supondrá el despido de 1200 puestos de trabajo, una operación que a menudo no se tiene en cuenta en Europa al autorizar compras de empresas. ¿Seguro que conviene empresas muy grandes a los consumidores que quieren una libre competencia?
